Nosotros creamos el mundo que nos rodea. Si llegamos a un destino desagradable será cuestión de tomar las riendas, focalizarnos e ir hacia donde deseamos. Por supuesto que a veces la comodidad nos gana. Otras, sacamos algún provecho de la situación, que aunque nos causa dolor, no queremos resignar a ella. En este punto el tarot nos da claridad. Podemos ver nuestra vida de forma panorámica, con otra perspectiva.
No se juzga si una situación es positiva o negativa, sino, se ven las energías que se mueven y lo que éstas nos pueden causar.
La tirada de tarot es efectiva ya que generalmente, en nuestro interior, sabemos cuáles son las respuestas y soluciones a nuestros problemas. A pesar de ello, solemos no escucharlas, o bien, no nos animamos a tomar las acciones necesarias.
Las cartas del tarot no hacen más que otorgar claridad y reconfirmar algo que ya sabemos, para así sentirnos más confiados y producir los cambios necesarios.
Y... ¿por qué la información de las cartas es acertada? La mayoría de los tarots están basados en los milenarios conocimientos Herméticos, los cuales describen los pasos que debe atravesar el alma humana para lograr su evolución.
Podríamos decir que la vida es muy sencilla, aunque no necesariamente fácil de transitar. Cuando simplificamos, fluimos con el ritmo de la vida. Cuando entendemos que manejarnos desde el ego, el orgullo, el capricho, los celos u otras actitudes negativas o que no estamos siendo coherentes con nuestro pensar sentir y actuar y así “tocamos fondo” una y otra vez, recién ahí solemos dar lugar a actitudes basadas en el amor, la humildad, el respeto y hacer un esfuerzo por lograr la coherencia en nuestro ser.
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